jueves, 7 de octubre de 2010

Motivos para un suicidio ejemplar




“Estimado Sr. Varese: 
Le escribo con la esperanza de que se arroje pronto por la ventana de su casa. 
Doy por hecho su sorpresa al recibir esta carta y entiendo perfectamente que se tome inicialmente el asunto a broma. Es natural, no se apure. Sospecho que su primer impulso será romperla y arrojarla lejos o compartirla con amigos que probablemente no tenga y reírse a sus expensas. No cometa esos errores ni deje, por favor, tampoco de leer. 
Seré breve: siento lástima por usted. Sí, ya sé que lo supone, al fin y al cabo no es otro su objetivo en esta vida. Pertenece usted a esa porción de la especie humana que parece hallar en la conmiseración ajena una cura para el dolor. Pero no tema, tal como digo, no está usted solo. Me dedico a buscar y encontrar por el mundo gente como usted a la que ayudar a los que les ofrezco del mejor modo posible una solución a todos sus problemas, que en su caso, amigo mío, no es otro que usted mismo. 
A esta conclusión llego no sólo por los velados mensajes suicidas que ido dejando tanto en su propio blog como en los ajenos sino porque, sin haberse usted percatado, he sido su sombra estos tres últimos días. He asistido con usted a sus paseos a la vera del rio, le he visto leer en las penumbras de los cafés, visitando museos y dormitando silencioso en los parques. Hemos viajado juntos en autobús, hemos cruzado miradas y hemos intercambiado saludos con los mismos pasajeros. He visto, en definitiva, evidenciar al mundo su lastimero estado anímico, tratando de robar a los desconocidos que con usted se cruzaban gestos compasivos que llevarse a casa cada noche dando con ello un incompresible sentido a su miserable vida. 
Déjelo ya, por favor. No nos castigue más con sus ridículos desvelos y acabe con esto de una vez. Es harto evidente que su mal no tiene cura ni hay nada que podamos hacer los demás para evitar su más que evidente final. Anticípelo, por favor, y obtendrá con ello nuestra eterna gratitud. Quienes le quieren le llorarán amargamente, no me cabe duda, siempre que aplique cierta celeridad y no caiga, por exceso de celo, en el error de despertar en los ellos hastío y malestar que a la larga no le harán ningún bien. 
Espero sinceramente haberle servido de ayuda y le ruego me disculpe la impertinencia pero me he sentido en la obligación moral de decirle aquello que nadie parece atreverse. 
Suyo para los restos, 
Q. 



De todos cuantos anónimos he recibido en mi vida este ha sido, por motivos que no quiero compartir, sin duda el más inoportuno. Asistir a la vivisección de mi estado de ánimo por un desconocido es cuando menos molesto por no decir sumamente irritante. Pero ya dudo que valga la pena el esfuerzo de la refutación. No le falta razón en algunas cosas pero le sobra presunción en la mayoría. Su análisis basado en la ocasional observación no puede ser tomado en serio ni por él mismo pero aún así no dejo de tener la sensación de estar antes ciertas verdades mayúsculas que me dan mucho en qué pensar.

Atentamente,

Oblomov Varese 


2 comentarios:

  1. Pero va usted a hacer caso a un desaprensivo, señor Varese. Cuando uno tiene un blog se convierte, automáticamente, en personaje público, generando envidias y odios en una multitud de Anónimos. Eso que ha recibido usted no es más que un comentario fuera de lugar, probablemente envidioso, seguramente con la única intención de que deje de publicar lloriqueos (se ve que le leen y le espían, así es el fenónemo fan). Le recomiendo que salga a la calle y se tome un coñac, y vea pasar a las muchachas en bicicleta, todavía no tan tapadas como para adivinar la vida que les late bajo las ropas. ¿En serio que va a perderse todo eso?

    ¡Ánimo, Oblomov! ¡Cabeza alta, saque pecho, saque picha, y a por todas!

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  2. Me sacará usted los colores, Sr. Bolmangani y aunque no estoy con el ánimo para coñac ni faldas cortas me comprometo en honor a pasar dos horas esta tarde en alguna terraza disfrutando de lo que la fortuna tenga a bien pasarme ante los ojos. De mi respuesta al posible estímulo no respondo y así, no le garantizo nada.

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